jueves, 18 de septiembre de 2008

Léider Preciado: un goleador con corazón de león

Léider Calimenio Preciado Guerrero (Tumaco, 1977). Verdugo de arqueros, goleador por excelencia, potente definidor, cabeceador nato, artillero infalible en el área rival. Humilde, sencillo, tímido y de pocas palabras. Hizo famosa la camiseta 23, así como su amor confeso por Santa Fe. En El Campín y en otras muchas canchas, llenó de alegría a los hinchas santafereños con sus goles, que celebra con su famoso “pasito tun tun”. Se especializó en hacerle goles a Millonarios.

Por Camilo Rueda Navarro

El 2 de febrero de 1998 iniciaba el torneo colombiano con jornada de clásicos. Millonarios, estrenando (con su habitual bombo) a Pacho Maturana como técnico y con el 70% del estadio copado por sus hinchas, se iba arriba en el marcador. Santa Fe acudió a su histórica garra y en los últimos 15 minutos remontó con dos goles épicos, uno de ellos de un anónimo Léider Preciado, que sería su primer tanto en los clásicos capitalinos. Desde ahí quedó marcado el idilio entre el juvenil delantero y la hinchada santafereña.

El tumaqueño había llegado a Bogotá a probar suerte en las inferiores de Millonarios. Siendo apenas un niño, buscaba tener el éxito deportivo que permitiera sacar a su familia de la pobreza. Los azules lo dieron por "malo y costoso" y lo echaron del plantel. Fue a parar a la casa del rival, a Independiente Santa Fe, donde debutó en el primer equipo en 1996. En 1998 ganó un puesto en la delantera santafereña, como parte de aquella memorable generación integrada por Agustín Julio, Iván López, Pepe Portocarrero, entre otros. Quince goles en el primer semestre lo catapultaron pronto a la Selección Colombia, sedienta de goles, que se preparaba para el mundial Francia '98. En partido amistoso ante Chile en Santiago, ingresó al segundo tiempo para hacer dupla con el Tren Valencia. Colombia empató a dos con goles de “Tulei”, lo que le valió el pasaje para la cita mundialista.

En Francia, en el juego ante Túnez, ingresó a pocos minutos del final y anotó el único gol colombiano en el torneo, y hasta el momento, el último de la tricolor en mundiales. Otro gol legítimo le fue anulado. Su destacada actuación significó una prematura transferencia al fútbol español, truncando a los santafereños de gozar el resto de temporada con los goles del negro. De hecho, el Expreso Rojo, que disputaba la punta, se vino abajo y apenas entró a los cuadrangulares semifinales.

Con apenas 21 años Léider ya era un destacado delantero en primera división, donde muchos arqueros, entre ellos el rimbombante Miguel Calero, sufrieron de su potencia goleadora. También había integrado ya la selección mayor y jugado un Mundial. Ahora defendería la camiseta de Racing de Santander en el fútbol español, una de las mejores ligas del mundo, donde también jugó con el Toledo. Sus 11 goles en España no le evitaron ser marginado por los técnicos, lo que permitió que en el campeonato del 2000, durante un semestre, revalidara su condición anotadora con el equipo del Pecoso Castro. En apenas medio torneo anotó 14 goles con la albirroja, lo que causó un nuevo llamado de los ibéricos.

Al año siguiente, Léider regresaría del todo a Colombia. Otros 15 goles en apenas cuatro meses lo cotizaron como goleador. Un emergente Once Caldas se hizo con los servicios del “Tun Tun” Preciado, equipo con el que anotó 10 goles. De allí pasó al Deportivo Cali, con el que ganó el botín de oro al proclamarse goleador en el 2003. A pesar de sus 38 goles con el verde del Valle, los célebres, exigentes y siempre complicados socios del segundo piso de occidental sólo tuvieron antipatía y desprecio hacia Preciado.

Para el 2004 la hinchada roja pidió el regreso de su goleador insignia, siendo la primera temporada completa que Léider jugó con Santa Fe. Ganó nuevamente el botín de oro con sus goles, incluyendo una tripleta el 22 de agosto en el clásico capitalino, en la que además celebró el gol número 100 de su carrera (el marcador final fue 4-1). En el 2005, de nuevo ante los azules, se hizo presente con dos goles en el marcador (3-0), completando así 13 goles en los duelos bogotanos. Su historia estaba marcada por los clásicos, partidos en los que el destino parecía cobrarle al “ballet azul” su desatinada decisión de haberle negado una oportunidad a aquel adolescente proveniente del Pacífico. Con dos anotaciones más llegó a los 15 tantos, igualando a Miguel Ángel Converti en la tabla de anotadores de los clásicos. El argentino hizo 14 con Millonarios y uno con Santa Fe, mientras que Léider los hizo todos con el león.

Después de un breve paso por Arabia Saudita, (7 goles en un semestre), volvió con el rojo en el 2006 a disputar la Copa Libertadores, registrando tres goles. En varias ocasiones se anunció el fin de su potencial goleador, pero él se encargó de desmentirlo siempre. Esos mismos contradictores le criticaron en proporciones desmedidas su incipiente gordura. Con falsos moralismos, le cuestionaron sus rabiosas e irreverentes celebraciones, que le hicieron valedor de más de un detractor (incluyendo periodistas, hinchas y dirigentes). Pero Léider siempre respondió con goles. Incluso en aquel clásico en que la parcial millonaria se mofó del asesinato de su hermano, a lo cual respondió batiendo la red. También fue polémica la celebración de su gol 100 con Santa Fe, en la que quiso decir que el sí tenía huevos, pero que fue calificada como “irrespetuosa” por la misma prensa sensacionalista que le cuestionaba su supuesta falta de cojones. No obstante, pidió excusas a los hinchas.

Con el regreso de Fernando Castro a Santa Fe en el 2008, Léider tuvo una nueva oportunidad de revalidar su condición anotadora, concretando 10 goles, incluido el histórico gol 15 en los clásicos. (Ver video) Pero pudieron más las presiones de sus detractores, que causaron su salida, por lo que Léider dijo hasta pronto y buscó exilio en el Deportivo Quito de Ecuador, donde debutó con gol. En declaraciones a la prensa, afirmó que “debajo de la camiseta del Deportivo Quito llevo la de Santa Fe”, dando muestras una vez más de su amor por la institución cardenal. Por ahora, deja un sueño por cumplir, el de ser campeón con Santa Fe.

Léider, Tulei, Tun Tun, Calimenio, fue el autor de muchas de las alegrías de la hinchada santafereña, haciéndose sin duda la figura cardenal más representativa de la última década. Siempre ratificó su capacidad goleadora, en especial ante el rival de patio. Rebelde e irreverente, se hizo goleador a pesar de sanciones, agravios y señalamientos. Es un goleador con corazón de león.